Artículo escrito por una de las alumnas del curso de Formador de Formadores.
El comienzo de un curso es siempre emocionante, todos esperamos poder aprender nuevos conocimientos y habilidades que sean interesantes y que se puedan aplicar profesionalmente. Muchas veces los cursos no son todo lo prácticos que nos gustaría ya que muchas veces se da prioridad a la cantidad de contenidos sobre otras cosas.
El curso de formador de formadores se inicia de una manera estimulante con divertidas actividades para conocer a los compañeros y perder un poco la vergüenza lógica del principio. Esto no debe extrañar a nadie, pues siempre hay una dinámica de presentación, pero cuál ha sido mi sorpresa al comprobar día tras día que ese entusiasmo por el aprendizaje más significativo no se pierde. En un primer momento, se abordan preguntas tales como qué es un docente y cómo debería actuar y qué supone el aprendizaje, además de sus diferentes formas. Partir de una buena base sobre la docencia y el aprendizaje es algo imprescindible, pero ¿es suficiente con saber sólo la materia?. La respuesta evidente sería no, por lo que realizamos un role playing sorpresa. Cada compañero hace, en un momento dado, el papel de docente dando una clase al mismo tiempo que se enfrenta a una situación complicada y/o conflictiva que puede surgir de forma natural en un aula.
Qué curioso es descubrir qué clase de docente seríamos en un momento tan complicado. Descubrimos que la docencia es una profesión que precisa de muchas herramientas, habilidades y conocimientos que interactúan de manera simultánea.
Adriana Rodríguez García.
