«La jornada laboral de nuestros hijos no puede ser mayor que la nuestra»


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Ramón Aciego lleva apenas dos semanas al frente del Consejo Escolar de Canarias (CEC), pero sabe muy bien cómo funciona: hace cuatro años que decidió formar parte de este órgano de participación social. No le gusta decir que es un instrumento educativo, porque está presente toda la comunidad educativa, desde los padres hasta los docentes y la propia Consejería, pero también los cabildos, los ayuntamientos o los empresarios.

Procedente del mundo de la Universidad, este profesor de Psicología de la Educación insiste en las posibilidades de la enseñanza colaborativa gracias a la tecnología. Entiende su responsabilidad y la del resto de consejeros como una forma de promover la conversación, el diálogo, para llegar a puntos de acuerdo que tengan efecto en las decisiones que se toman en el ámbito de la enseñanza.

¿Cuál es su evaluación del sistema educativo de Canarias?

Yo lo suelo comparar con una carrera ciclista: estamos en el pelotón, pero en la mitad, en la mitad hacia atrás, no estamos ni entre los rezagados ni entre los escapados. El sistema es equiparable al de otros países desarrollados, pero hay un margen de mejora importante, porque no queremos estar solo en el pelotón, sino que queremos estar en buenos puestos de pelotón y, si pudiera ser, en puestos de escapada. Pero Canarias está en educación como está en otras áreas. En el mapa, nosotros estamos al sur, muy al sur. La educación no es ajena a nuestro desarrollo cultural, empresarial, etcétera.

¿Qué le parecen los presupuestos que ha previsto el Gobierno para Educación? ¿A este ritmo de incremento lograremos cumplir con la Ley Canaria de Educación en 2022?

Este Consejo hizo un estudio sobre los compromisos que había de gasto en Educación, en relación a lo que se había establecido en la ley canaria y las declaraciones del presidente del Gobierno de Canarias. Hasta ahora no se han cumplido. Todavía queda tiempo, pero para coger el nivel debe haber un incremento muy significativo que hasta ahora no se ha dado. Yo no creo que la solución de la educación sea solo económica, pero es necesaria, eso está claro.

En el informe que cita, que es del año pasado, se hablaba de un déficit de 610 millones con respecto al objetivo que hay que alcanzar en 2022. Este año sube 42 millones… No queda mucho tiempo.

Se han ido produciendo aumentos, pero educación, curiosamente, ha quedado muy por debajo de lo que crecían las demás áreas. Y dentro de educación, en la enseñanza no universitaria, que es lo que compete al Consejo Escolar de Canarias, todavía el porcentaje es menor.

¿Cuáles son las principales carencias del sistema? ¿Necesitamos más profesores, mejores infraestructuras, aumentar los salarios, recuperar los auxiliares de conversación, mejorar los servicios complementarios…?

Si hablamos de las cosas que se hacen sin dinero, hay que recuperar la ilusión, y la inestabilidad normativa en la que vive la educación no ayuda nada. Esa necesidad de un pacto educativo que garantice la estabilidad es importante. Nos hemos convertido en unos especialistas en cambios estructurales para mantener lo sustancial igual. Lo normal es que los cambios estructurales se hagan en períodos largos. Nosotros hacemos lo contrario. Somos unos especialistas en cambiar la normativa con mucha agilidad. Eso nos hace gastar un montón de energía e ilusiones, porque esperas que un cambio sea para mejor y ni siquiera se llega a consolidar.

No hemos terminado de poner en marcha una reforma y ya tenemos la siguiente preparada…

Y todo lo pernicioso que conlleva. Se están haciendo cambios sin evaluaciones previas. Con tanta rapidez en la modificación legislativa, este proceso no se da. Parece que son caprichos del gobierno de turno. Eso no es bueno para ningún sistema.

¿Es el resultado de que la educación aún se sigue usando como arma ideología por los gobiernos de cada signo?

Yo creo que sí. La acción política es fundamental, pero esa acción debe ir consolidándose y tener apoyo técnico. Las directrices las tienen que marcar los políticos, pero luego hay todo un cuerpo de profesionales al que se tiene, por lo menos, que escuchar, darle tiempo para que las cosas tengan un recorrido y ver si las cosas están funcionando o no. Deberíamos preguntarnos también hasta qué nivel, cada vez que cambia un gobierno, debe cambiar todo. Si tú bajas el nivel de responsabilidad política tanto, siempre hay una sacudida. Hay que poner un poco de sensatez al asunto. Una ley se tiene que pensar al menos con una perspectiva de una década. Qué menos. Lo sorprendente es que a pesar de eso se avanza. ¿Por qué? Porque la educación es un tema muy vocacional, lo vemos en los datos de matrícula de las universidades. En ese sentido, creo que la función de este Consejo es favorecer la conversación, buscar puntos de encuentro para poder influir. Eso es rico, pero es difícil.

Hablando de conversaciones entre todas las partes, el Consejo Escolar ha creado una comisión para analizar si hay demasiados deberes.

Sí, creo que es oportuno. No es un tema nuevo, es recurrente, pero probablemente no esté bien resuelto. Hay muchos interrogantes y dudas. No es una cuestión de blanco y negro, tiene que ser analizada.

¿La idea es hacer unas recomendaciones para los centros?

Bueno, lo primero es que es un asunto importante que merece ser analizado en profundidad. Y, después, creo que podemos alcanzar unas consideraciones básicas en las que todos nos pongamos de acuerdo. Lo que tenemos claro son los derechos del alumnado. No podemos someter a nuestros hijos a una jornada laboral superior a la de los adultos. Si a nosotros nos han costado tantas luchas nuestros derechos laborales, nadie puede poner sobre la mesa una jornada laboral del alumno tan elevada. La jornada laboral de nuestros hijos no puede ser superior a la que queremos para nosotros. Eso, que es evidente, igual habrá que ver si se da. Pero, claro, tampoco valen pautas genéricas para abordar este asunto, porque hay muchas diferencias. Hay personas que tienen un ritmo de aprendizaje distinto. Y no debemos olvidar que son tareas para casa, el profesor no está para asesorarle…

Y tampoco debería estar el padre.

Exacto. Son unas tareas para hacer en casa solo. Que tengas ayuda de tu padre es circunstancial. Si para hacer tareas el padre tiene que contratar a un profesor particular o tiene que estar explicándole al hijo las lagunas que tiene, eso no vale. Luego hay otro aspecto que es el que preocupa a los profesores. La necesidad de coordinación entre los cursos. Muchas veces sé lo que mando yo de tarea, pero no tengo ni idea de lo que manda el de la clase anterior. Ellos quieren posibilidades de coordinación, pero entonces entran en el debate las ratios, la necesidad de más profesorado y de revisar los currículos. Hay una tendencia a reducir las horas de clase pero a pretender que se den los mismos contenidos… Eso quizás tiene que ver con que existe una tradición española y europea muy enciclopedista.

¿Más basada en memorizar?

Aquí pensamos que la cabeza tiene que estar bien llena, pero lo que tiene es que estar bien amueblada. Lo estoy caricaturizando demasiado, pero hay una cultura europea, y creo que España se nutre de ella mucho, que es enciclopédica. Tienes que saber mucho para resolver los problemas. Sin embargo, solo mirar hacia atrás no te permite solucionar problemas nuevos. Deberíamos reflexionar sobre el modelo de enseñanza, sobre cómo favorecer un aprendizaje significativo, y no marearnos con tantos cambios estructurales. Ya quisiéramos, en Canarias y en todos lados, tener eso. Lo que vale es el conocimiento, pero un conocimiento creativo y emprendedor. Aquí somos muy de monocultivo. Lo que da es plantar plátanos, pues todos plantamos plátanos. Lo que da es el bloque, pues todos bloque. Y Canarias, por sus condiciones, tiene que apostar por una sociedad del conocimiento preparada para crear y aportar cosas nuevas que tengan interés.

¿Qué puede hacer Canarias por su cuenta, teniendo en cuenta que tenemos una legislación nacional?

Canarias, como el resto de regiones, debe estar tranquila, no sometida a cambios legislativos constantes. Aquí, a pesar de los pesares, hay gente que hace cosas muy interesantes. Y tenemos que detectar esas buenas prácticas y compartirlas. Poner posibilidades para que esa gente que está haciendo cosas, en vez de encontrar dificultades para hacerlo, porque no se ajusta a la rígida pauta general, tenga facilidades. Algo de eso hicimos nosotros con el proyecto Newton Matemáticas para la vida.

¿Cuántos profesores hacen falta en las Islas para mejorar las ratios?

No lo sé de memoria, pero hay diferencias en función de las etapas. En algunas estamos equiparadas con respecto al resto del Estado y en otras no. Las ratios hay que rebajarlas, pero creo que lo que están pidiendo los docentes es más personal de apoyo para circunstancias determinadas. No es lo mismo tener un aula con 20 o 25 alumnos cuando tienes a chicos con necesidades educativas especiales. Los profesores necesitan apoyo. Una de las cosas que también demandan es acompañamiento para usar tecnologías en el aula. Pero eso es asesoramiento y cuesta dinero…

Este año ha habido algún retraso con el sistema de préstamo de libros. Relacionándolo con el uso de la tecnología en el aula, ¿son indispensables todavía hoy los libros de texto para enseñar?

El préstamo de libros se ha retrasado porque ha habido un esfuerzo en ampliar beneficiarios, sobre todo de distintos niveles. Pero yo creo que no a largo plazo, sino a plazo inmediato, tenemos ya unas posibilidades increíbles con las tecnologías. Puede existir un elemento equivalente a lo que es el libro de texto, más o menos estandarizado, que te lo pueda dar una editorial o la Consejería, pero que además permita que cada profesor lo vaya enriqueciendo y lo comparta con los demás. Todos enriquecemos y nos enriquecemos a la vez.

En vez de economía colaborativa, educación colaborativa…

Justo. Y eso, ¿es la educación del futuro o es la educación que deberíamos haber alcanzado y no estamos alcanzamos? ¿Lo llamamos futuro o presente no alcanzado? Ese es el tema. Para todo hace falta dinero. Te dicen que para el asesoramiento hace falta liberar a personas, y eso es dinero porque hay que sustituirlas, pero hay otras formas complementarias también en las que podemos ir trabajando.

¿Las evaluaciones o reválidas ayudarán de cara a hacer un diagnóstico del sistema?

La evaluación es fundamental, te permite ver cómo va la cosa. Pero si es eso lo que queremos tendremos que evaluar todos los elementos que influyen, no solo al alumno. Metodologías, recursos, todo. Con respecto a la evaluación del alumno, hay que preguntarse: ¿cuál es su fin? Si es una evaluación para hacer un diagnóstico sería más fácil y más barato hacer una evaluación muestral y no de toda la comunidad educativa. Pero ¿vamos hacia las reválidas? Este Consejo se ha manifestado en contra, y también el Gobierno de Canarias. Es un disparate. A las reválidas se presentan los que han aprobado. Los pocos que suspendan se quedarán de brazos cruzados, porque no van a repetir curso. Un padre en esa situación te dice: ¿qué hago yo con un menor de edad? Eso es un problema del Defensor del Menor. La FP básica no está diseñada para eso. ¿Le contrato a un profesor mientras? Es un disparate.

Un informe reciente de Save the Children que acaba de salir advierte de que ha aumentado el fracaso escolar entre los hijos de familias con percentiles salariales más bajos. ¿Puede mejorar la educación canaria si no invertimos más en políticas sociales?

Es lógico. Es que tenemos que hacernos una pregunta: ¿la educación es solo competencia de la Consejería de Educación? La educación tiene un efecto de compensación social clarísimo. Con una educación de calidad garantizamos la democracia y los derechos de las personas de desarrollar todas sus posibilidades, independientemente de los ingresos. Pero también ocurre lo que dice «Save the Children». La educación no es algo separado del resto. Y porque queremos una sociedad más justa queremos un sistema educativo de calidad.

¿Necesitamos más ayudas para comedores? Me refiero a las ayudas que ha impulsado la Consejería de Educación y que van mucho más allá de sus competencias…

A mí me gustaría que no lo necesitáramos, pero dada la coyuntura actual las familias lo necesitan. Una cosa es prestar un servicio que tiene que estar ajustado a las demandas de la sociedad y otra es las ayudas de compensación social. ¿Y eso a quien debería corresponder, a Educación o a Políticas Sociales? Ojalá no lo necesitáramos, pero va mucho más allá de la educación… Al presupuesto de Educación tendría que aportar servicios sociales… No es una inversión educativa en el sentido más estricto, pero la realidad es la realidad.

¿Los profesores estarían más motivados si cobraran más, si sus salarios estuviese equiparados a los del resto del país?

Puede ayudar, pero creo que la docencia es algo muy vocacional. Los profesores necesitan ese reconocimiento social, esas palmaditas en la espalda. Que te digan qué bien lo haces también es un reconocimiento. Todo no se soluciona con dinero, pero los profesores tienen derecho a mirar hacia su entorno y si sienten que no perciben lo mismo que sus compañeros, o lo que consideran justo, a pedirlo. Nosotros hacíamos antes un reconocimiento de buenas prácticas y lo dejamos de hacer en 2010, pero creo que tendríamos que recuperarlo. El otro día me encontré a alguien a quien le dimos un premio de reconocimiento y aún se acordaba. Me contaba cómo ayudó ese apoyo al centro. Yo no quiero ser ingenuo, pero creo que en la vida la ilusión y la convicción de que haces algo que tiene sentido y por lo que se te valora es muy importante.

Nuevo reglamento para elegir al presidente

El Consejo Escolar de Canarias ha creado una comisión para reformar el reglamento para elegir la presidencia y las dos vicepresidencias del Consejo Escolar de Canarias. Las elecciones que acaban de convertir en presidente a Ramón Aciego invitan a un cambio. El sistema de elección, excesivamente garantista, propició que el único candidato no pudiera acceder a la presidencia hasta la tercera votación. Las mayorías cualificadas que exige el reglamento, que van variando en función de cuántas veces haya que repetir el proceso (hasta un máximo de tres), no permitieron que Aciego fuera presidente a pesar de contar con ocho abstenciones y más de 30 votos a favor. En ese sentido, el nuevo presidente considera que aunque hay que garantizar la participación, el precedente sugiere que es necesario acometer un cambio. Sin embargo, el camino no será corto. Además de ponerse de acuerdo en más aspectos, el texto deberá pasar luego por el Parlamento regional. El nuevo presidente no confía en que pueda consensuarse un texto antes de un año.

Fuente: www.eldia.es

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