Beneficios de la Relajación en los niño/as


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Las técnicas de relajación parecen más extendidas entre el público adulto, sin embargo, los niños necesitan también tener momentos de paz, de calma y de tranquilidad porque terminan agotados del tiempo de estudio, los juegos y la rutina propia de cada día. La relajación reduce el estrés y la ansiedad infantil. Pero además, un niño que aprende a relajarse está adquiriendo un hábito esencial para la salud que puede seguir poniendo en práctica a lo largo de la vida.

La relajación fomenta el bienestar físico y también mental. De este modo, cuando la mente y el organismo están relajados se puede dormir y descansar mejor, pero también, rendir mucho más en el ámbito académico. Ya que la concentración crece. Por el contrario, cuando un niño está nervioso no puede centrar su atención en el libro sino en aquello que le preocupa y le mantiene intranquilo.

Algunos estudios indican que la relajación es eficaz incluso para luchar contra la timidez. Y es que, en la medida en que una persona se siente bien consigo misma también se muestra más segura y con más confianza en las relaciones sociales. Por otra parte, las técnicas de relajación también ayudan a prevenir el tartamudeo y mejoran la circulación sanguínea. En la sensación de calma se fomenta la seguridad, la alegría, la ausencia de peligro, la ilusión… Por ello además, la relajación es fundametnal para prevenir posibles ataques de pánico o crisis de angustia que también pueden producirse en la infancia.

Es posible realizar técnicas de relajación a través del control de la respiración como si fuese un juego para compartir tiempo en familia. Un momento positivo para hacerlo es antes de ir a dormir, ya que así el niño descansará mucho mejor. La relajación se centra en el control de la respiración, pero además, también es esencial adoptar la postura correcta. Por ejemplo, es bueno estar tumbado. Y se puede iniciar este proceso de calma a través de una música relajante. El tiempo ideal de relajación es de veinte minutos en el caso de los adultos. Sin embargo, en el caso de los niños es esencial apostar por espacios más breves.

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