La compra compulsiva, un trastorno que afecta al 7% de la población.


 

  • Suele estar asociado a trastornos alimentarios, a la depresión o la ansiedad.
  • Afecta a hombres y mujeres por igual pero adquieren productos distintos.
  • El materialismo como indicador de éxito social y las facilidades para comprar son factores de riesgo.
  • Arranca la temporada de rebajas con unas ventas estimadas de 3.900 millones.

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Cuando el acto de comprar impulsivamente se repite con asiduidad y conlleva altos niveles de estrés y graves consecuencias en la vida de la persona, como deudas o intensos sentimientos de culpa, se puede considerar que la persona es un comprador compulsivo, un trastorno que aumenta año tras año y que ya afecta al 7% de la población, según ha informado este martes el Hospital de Bellvitge, centro pionero en su tratamiento. «La influencia de la publicidad, el aumento del materialismo como indicador de éxito social e, incluso, como señal de identidad y las facilidades que cada vez más tenemos para comprar cualquier tipo de producto son factores que favorecen el incremento del número de pacientes con trastorno de compra compulsiva», asegura la responsable de la unidad de juego patológico y otras adicciones de Bellvitge, Susana Jiménez. Suele estar asociado a trastornos como la depresión o la ansiedadAdemás, en los últimos años, Internet se ha establecido como un potente elemento de riesgo en el desarrollo de esta patología, aunque las compras presenciales siguen siendo las más habituales. Las rebajas, que han empezado este martes, pueden favorecer las compras «impulsivas» en muchos ciudadanos, pero Jiménez recuerda que la compra compulsiva tiene una evolución de varios años y se realiza a lo largo del año. «Compran siempre que tienen dinero o crédito, incluso teniendo situaciones económicas y laborales muy comprometidas», advierte. Según la experta, el déficit en el control de los impulsos y dificultades en la regulación de las emociones negativas son predictores muy significativos en el desarrollo y mantenimiento de esta conducta. Otros factores de riesgo individuales como determinados rasgos de la personalidad, estados depresivos o de ansiedad, baja autoestima y déficit en el manejo del estrés son también variables implicadas en la mitad de los casos y «deben tratarse para lograr la total recuperación del paciente», explica Jiménez. «El perfil del paciente es una persona de unos 40 años, con un tiempo de evolución del trastorno de seis años y con deudas de más de 25.000 euros», indica la especialista, quien asegura que la incidencia es similar entre hombres y mujeres, aunque siempre se ha considerado un problema más bien femenino. «La diferencia se encuentra en el tipo de objetos que adquieren, mientras las mujeres compran cosmética, ropa, complementos y joyas, los hombres suelen comprar material informático, música y accesorios para el coche». Afecta por igual a hombres y mujeres, pero las compras son distintasEn estos casos, el hospital aplica un tratamiento protocolizado e integral que ofrece una orientación cognitivoconductual al paciente (le enseñan a gestionar las emociones negativas y nuevos hábitos de consumo y de ocio, entre otros), trata los trastornos relacionados con la compra compulsiva (como la depresión, la ansiedad o trastornos alimentarios como la bulimia nerviosa), y le ayuda en cuestiones financieras y gestión de las deudas, que pueden ascender a miles de euros y generar problemas legales como el fraude. Además, asiste a la familia del enfermo. «Es importante que la familia entienda que no es un problema menor, que el paciente no compra por capricho sino que padece un trastorno de control impulsivo», agrega Jiménez, quien indica que las relaciones suelen estar muy deterioradas por las mentiras, pues los enfermos suelen intentar ocultar el problema. «Llegan a tirar los objetos que han comprado para evitar problemas en casa», asegura. La tasa de curación en ambos sexos es alta siempre que el paciente sea consciente de su trastorno y esté suficientemente motivado para superarlo

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