¿Por qué se autolesionan algunas personas con autismo?


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Aproximadamente el 50% de las personas con autismo, en algún momento de su vida, presenta algún tipo de autoagresión. De ellos, el 14% lo hace de manera repetida y con un nivel de intensidad alto. A pesar de las consecuencias negativas de este comportamiento (daño fisico, cronicidad, impacto en la calidad de vida de la perona con TEA y de su familia), aún no hay una explicación certera al por qué de las autolesiones.

Algunas de las particularidades que caracterizan la autolesión en el autismo son:

  • El comportamiento provoca daño físico como moretones, arañazos, mordeduras, etc.

  • El comportamiento se basa en un movimiento rítmico, repetitivo y constante con el que pueden provocarse varios golpes por minuto; por ejemplo, golpearse con la mano en la cabeza una y otra vez

  • La autolesión no está predeterminada

  • Puede producirse una explosión después de largos períodos sin autolesiones

  • A menudo se llevan a cabo en aparente ausencia de dolor

  • Se relacionan con niveles de autismo más profundo y/o con discapacidad intelectual

El porqué de la autolesión en las personas con autismo no parece tener una explicación simple ni única. En este momento hay más suposiciones que evidencias científica, por lo que cuando los padres recurren al profesional, es dificil recibir una respuesta segura.

Entre las posibles causas, está la sensorial, con dos posibles hipótesis:

  1. El procesamiento somatosensorial atípico se asocia con una posible hiperactividad del sistema opioidérgico. Con la autolesión, la persona libera y aumenta la producción de endorfinas, provocando la analgesia y la reducción de la percepción de los estímulos sensoriales. Se provoca un efecto anestésico a corto plazo, de manera que la persona deja de sentir dolor al autolesionarse. La hipótesis sostiene que hay una sensación de placer que refuerza el comportamiento autolesivo y da lugar a un aumento de la probabilidad de recurrencia.

  2. La autolesión aumenta la conciencia de la posición del cuerpo en el espacio producto de una pobre sensación propioceptiva; por ejemplo, dándose pellizcos en la piel, frotándose o rascándose hasta hacerse sangre. Una autolesión repetitiva puede aumentar la conciencia somatosensorial, por lo que la persona con autismo busca activamente esa estimulación propioceptiva y táctil. Dicha autoestimulación puede acabar convirtiéndose en autolesión. Esto se relacionaría también con la hiporreactividad a estímulos sensoriales que conduce a la persona con autismo a sentir la necesidad de buscar estimulación sensorial, especialmente en ausencia de factores desencadenantes ambientales.

Las dificultades en la comunicación y la frustración que provocan, también se consideran generadores de autoagresiones. Se sabe que una comunicación receptiva y expresiva deficitaria está ligada a niveles más altos de autolesión y se cree que muchas veces utilizan este comportampiesnto para comunicarse con los demás. Hay dos interpretaciones:

  1. el refuerzo social negativo, con el que la persona evita o escapa de una demanda interpersonal;

  2. y el refuerzo social positivo, con el que la autolesión ayuda a la persona a obtener la atención de los demás o el acceso a objetos y actividades.

Relacionado a las difcultades en la comunicación, hay evidencias indirectas que confirman que la persona con autismo también puede autolesionarse cuando siente un malestar o dolor físico y no escapaz de expresarlo. Hay dolores internos del cuerpo que son difíciles de explicar, por lo que los problemas de salud y el dolor asociado a éstos son una dificultad añadida para las personas con autismo, especialmente las no verbales. Por ejemplo, los dolores de cabeza o infecciones del oído medio pueden provocar comportamientos como golpearse la cabeza con los puños y las manos o darse cabezazos. Del mismo modo, el dolor ocular puede conducir a la presión en los ojos; una infección de muelas o una sinusitis pueden conducir a presionarse la cabeza, la cara o la mandíbula.

Los problemas gastrointestinales (reflujo gastroesofágico, gastritis, esofagitis, constipación, etc) merecen un punto a parte, ya que son muy comunes en las personas con TEA y pueden ser el motivo por lo que la persona se autolesiona aunque su comportamiento no esté relacionado directamente con el malestar. Se sugiere que ante la presencia de una autolesion se realice un control médico completo.

La falta de regulación emocional en autismo, o las dificulatdes para autoregularse pueden provocar “crisis nerviosas”, a veces acompañadas por autolesiones. La ansiedad es la comorbilidad más prevalente en las personas que manifiestan autolesión. Muchas veces existe una sobrecarga cognitiva o sensorial que los hace estallar. Después de desregularse, producto de su alta reactividad emocional, vuelven a su línea base de manera más lenta. Muchos de ellos encuentran en la autolesión un alivio para regularse emocionalmente.

La alexitimia también es una característica común en las personas que se autolesionan. Al ser personas menos propensas a reconocer estados de malestar y lo que les conduce a ellos, hacen un uso insuficiente de estrategias para pedir apoyo enfrascándose en comportamientos que denominados ‘disruptivos’, pero que en realidad son signos con los que transmiten que están angustiados, al mismo tiempo que actúan como mecanismos autorregulatorios para recuperar un cierto nivel de bienestar físico y emocional.

Si bien aun no hay una explicación clara ni única, es importante que la intervención sea coherente con la causa que provoca el comportamiento autolesivo. Algunas de las estrategias son: una dieta sensorial; autoregulacion de la ansiedad; aprendizaje de sistemas alternativos y aumentativos de comunicación; y, por supuesto, descartar cualquier tipo de problema médico. Cuando la autolesión está fuertemente instaurada y el peligro físico para la persona es muy alto se pueden utilizar dispositivos de protección y, en los casos en los que sea necesario, con control médico, se recurre al uso de pscofármacos.

La persona que se está lastimando así misma tiene un nivel de angustia alto y la autolesión es un síntoma de un problema subyacente. Este tipo de comportamiento se considerarla un recurso para expresar que necesita ayuda y no un intento por manipular. La contención, física o farmacológica, no basta. ‘Deshacerse del dolor sin dirigirse a la causa más profunda sería como apagar una alarma de incendios mientras aún hay fuego’ .

Los resultados de distintos trabajos de investigación sugieren que los factores psicológicos, cognitivos y de comportamiento por sí solos no explican adecuadamente el motivo del comportamiento autolesivo y ponen de relieve la necesidad de seguir investigando.

Fuente:biblioteca.brincar.org.ar

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