Las 5 razones por las que enseñar a meditar de manera consciente a niños con TDAH.


Beneficios y técnicas para meditar.

 

Expertos afirman que la meditación consciente les ayuda a eliminar la ansiedad, estimular su atención y potenciar estados de ánimo positivo.

 

El Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos de la conducta más frecuentes en los niños –se estima que afecta a entre el 8 y el 10% de los niños en edad escolar y a menudo persiste en la edad adulta–. Actualmente existen diferentes tratamientos que van desde los medicamentos a otro tipo de terapias recientes como el mindfulness o la meditación consciente. Terapias de vanguardia que actualmente están demostrando muy buenos resultados.

El Día Internacional del TDAH que se celebra este 13 de julio tiene como objetivo sensibilizar sobre este transtorno y poner el foco sobre las necesidades actuales de los afectados y sus familias, ya que el TDAH, de no ser tratado a tiempo, puede producir daños en la personalidad del niño, adolescente y adulto.

Se estima que el TDAH afecta a entre el 8 y el 10% de los niños en edad escolar y a menudo persiste en la edad adulta

De acuerdo con el estudio de la doctora Sarina J. Grosswald de la Universidad de George Washington, meditar ayudaría a los niños que padecen TDAH a sentir menos estrés y ansiedad, y a mejorar su concentración. Este tipo de terapia consciente permite que el niño se relacione de forma directa como lo que está sucediendo en el presente y que focalice su atención.

«Meditar provoca cambios positivos en nuestra corteza cerebral debido a la neuroplasticidad del cerebro. Esta práctica reduce disminuye la ansiedad y nos libera de la tristeza. También mejora la concentración, desarrolla su inteligencia emocional y les ayuda a conectar con uno mismo», sostiene Marta Puig, fundadora de Mundo Pránico.

Los beneficios del mindfullness en TDAH

1. Dota a los niños de herramientas de autocontrol: ayuda a reducir sus respuestas implusivas ante situaciones de estrés.

2. Ayuda a mejorar su equilibro emocional: el niño con TDAH será capaz de conectar con mayor facilidad con sus emociones, reconocerlas y desarrollar una mayor empatía y gratitud hacia el mundo.

3. Estimula su atención: el niño que practique mindfulness será capaz de estar presente de una manera consciente y centrará su atención. Este beneficio también repercutirá en sus resultados académicos ya que la meditación y el incremento de la concentración mejoran el proceso de memoria, facilitando así un aprendizaje duradero y con mejores bases.

4. Potencia estados de ánimo positivos: el niño estará más feliz.

5. Reduce su ansiedad y el estrés: le ayudará estar más relajado, a tomar mejores decisiones y a descansar.

Técnicas para enseñarles a meditar

Meditar provoca cambios positivos en nuestra corteza cerebral debido a la neuroplasticidad del cerebro, reduce la ansiedad y nos libera de la tristeza

Según Marta Puig, los niños más pequeños –hasta los 7 años– tendrán que ver la meditación consciente como un juego. La experta recomienda que hagan una actividad física que les ayude a reconocer su cuerpo. «Las meditaciones en esta etapa de la vida van enfocadas al reconocimiento del cuerpo físico más que a elevar la consciencia. Necesitan conectar con lo físico, con la materia y con el movimiento. Es importante en esta fase trabajar la meditación en movimiento. Su espíritu está conociendo el entorno y se debe adaptar», sostiene. No se recomienda que canten mantras quietos en un sitio, sino en movimiento e interacción. A través del juego, tocando piedras, palos y naturaleza…En la siguiente etapa, de 7 a 14 años, su energía está más enfocada al desarrollo emocional. Es momento ideal para trabajar meditaciones que les ayuden a detectar sus emociones, a identificarlas y gestionarlas. En esta fase les podemos ayudar permitiendo que sientan, identifiquen y organicen sus emociones. Las consignas pueden ir orientadas a que el niño sea capaz de dejar ir los sentimientos que le hacen daño (ira, miedos…) y a relajarse.

En la tercera fase, entre los 14 a los 21 años, la meditación está orientada al desarrollo de las capacidades mentales. Esta etapa es de toma de consciencia y ordenar las diferentes formas de pensar que tenemos.  En estos años las meditaciones que se recomiendan son las de análisis y comprensión, tanto de forma inductiva como de forma deductiva.

Nunca es pronto para aprender a meditar. La clave del éxito es establecer una rutina cómoda y agradable para el niño, buscando un espacio donde él se sienta a gusto. Se recomienda además el uso de música suave y cambios de ejercicios para que el niño no se aburra.

Fuente: www.abc.es

 

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