“El cerebro tiene una plasticidad ilimitada y se puede entrenar” 2


EN SU CONSULTORIO. JORGE QUIROGA ES UNO DE LOS PIONEROS EN MENDOZA EN NEUROPSICOLOGÍA.

El neuropsicólogo Jorge Quiroga explica que los cerebros más preparados tienen mayor resistencia a las lesiones que pueden generar la depresión, el estrés y la alta exigencia. La utilidad de las técnicas de neuroimagen.

Jorge Quiroga (40) es uno de los representantes de las neurociencias en Mendoza. Se trata de esas ciencias que están en auge y que estudian el órgano más importante del ser humano: el cerebro. La posibilidad de entrenarlo, como a cualquier otro músculo del cuerpo en un gimnasio, es hoy una realidad.

Antes de ser neuropsicólogo, Quiroga se desempeñó como psicólogo siguiendo la línea cognitiva conductual. Comenzó haciendo aptos psicológicos en Repsol YPF y en 2009 se especializó en neuropsicología en el Hospital Italiano de Buenos Aires.

Recomienda la terapia de esta especialidad para cualquier persona que haya tenido una lesión cerebral y también para aquellos que están bajo presión y tienen que responder ante situaciones límites.

–¿La neuropsicología es una ciencia que está de moda?
–La neuropsicología ha tenido un desarrollo muy importante en los últimos 15 años, en Buenos Aires principalmente. Es el desarrollo a partir de las neurociencias de la explicación de la conducta, del cerebro, de las distintas estructuras, cómo se tienen conductas y cómo uno puede de alguna manera descubrirlas, estimularlas y evaluar el desempeño cognitivo. Lo cognitivo es atención, memoria, razonamiento, juicio crítico, que siempre se ha considerado como parte de la conducta, pero no se podía precisar porque la psicología funciona por modelos, ya sea freudiano, cognitivo conductual o algún otro.

–¿Cómo nace la neuropsicología?
–No tiene tanto las bases en la psicología como en las neurociencias. En 2003 se creó el resonador magnético funcional, que empezó a descubrir cómo el cerebro funciona en vivo. A partir de ver este cerebro funcionante se empiezan a ver un montón de desarrollos, porque una cosa es hipotetizar sobre que el cerebro hace tal o cual cosa, pero otra es verlo en vivo.
Hoy por hoy podemos ver recuerdos formándose o deformándose. Ahora ya tenemos muchas técnicas de neuroimagen que lo que hacen es validar técnicas de exploración. Entonces se comienzan a desarrollar pruebas neuropsicológicas para medir la normalidad de la memoria, de la atención, del juicio crítico, el razonamiento, de la planificación, de la orientación especial; con esos estudios de imágenes los tests ganan mucha validez. A partir de eso también se desarrollan técnicas de estimulación cognitiva.

–¿Qué es la estimulación cognitiva?
–Es la rehabilitación de habilidades o la ejercitación de habilidades; por ejemplo, si uno va a un gimnasio tiene un montón de técnicas y de pesas para ejercitarse. En lo cognitivo pasa lo mismo, en la medida en que el cerebro hace una tarea, esa tarea se empieza a desarrollar, empieza a hacer más conexiones neuronales, entonces la persona comienza a tener un cerebro más ágil para determinada actividad. Si a uno le toca ser futbolista, por ejemplo, va a desarrollar una gran actividad de orientación espacial porque tiene que tener en su mente ubicaciones de objetos y puede moverse en relación a esa espacialidad, que no lo va a tener una persona que se dedica a otra cosa.

–¿Para qué sirve entrenar el cerebro?
–Todo esto empieza a generar distintas estructuras cerebrales y se ha descubierto que las personas con más desarrollo tienen mejor resistencia a las lesiones. Las lesiones más comunes actualmente son las que generan el estrés, la depresión y la exigencia continua, que hacen que el cerebro no pueda descansar lo suficiente. Es como tener un restorán, que puede ponerse a punto cuando cierra. Bueno, el cerebro es lo mismo, una vez que baja la frecuencia porque tiene actividad cerebral muy alta, las neuronas empiezan a repararse y para poder hacerlo, uno tiene que dormir. Uno puede entrenar las habilidades cognitivas, puede hacer ejercicios para tener mejor capacidad de memoria, mejor período atencional, mejor razonamiento, mejor juicio.

–¿Para quiénes está recomendada la neuropsicología?
–En principio, para cualquier persona que haya tenido una lesión cerebral, porque cualquier lesión va a requerir estimulación. Después de un traumatismo de cráneo, por ejemplo, tenemos un período de ventana en donde el cerebro va a hacer cicatriz, va a generar neuronas para cubrir esos huecos, entonces si uno estimula rápidamente genera conexiones en esas neuronas y lo recupera. Pero si ese tiempo pasa, después todo cuesta el doble o el triple y no lo recupera más. Se tiene que empezar inmediatamente después de la lesión.

–¿Trabajó con pacientes en coma?
–Trabajé 10 años en la clínica San Andrés y ahí empezábamos una rehabilitación cognitiva con pacientes en coma, con estimulación sensorial… Ni bien sucede la patología uno se empieza a tratar, no hay que esperar a que salga del hospital porque esos tres meses son vitales. En el Alzheimer, por ejemplo, la persona lo mismo se va a morir, pero con estimulación, se genera mejor calidad de vida y una prolongación de la vida. También estamos trabajando con deportistas de alto rendimiento, en donde quieren mejorar sus tiempos o su nivel de concentración en un momento crítico, que es cuando se agotó, cuando no da más y decide que va a bajar los brazos, se pueden entrenar para mejorar las decisiones en esos momentos.

–¿Las neurociencias son las ciencias del futuro?
–En el momento en el que las neurociencias alcancen a influir bien en todas las facultades, va a ser inevitable, porque es como abrir una puerta y ver que todo lo que antes pensábamos que había detrás de una puerta y uno imaginaba que era, ahora se abre la puerta y se ve.

–¿Se puede trabajar el dolor?
–El dolor tiene una percepción cognitiva y una percepción subjetiva también muy importante. La percepción personal del dolor está incrementada en algunas patologías, como en el depresivo. Eso se puede trabajar con neuroterapias. Porque la neuropsicología no trabaja sola, trabaja en conjunto con el psiquiatra y con el neurólogo.

–¿Cuáles son los pacientes más difíciles con los que ha trabajado?
–Los estados más difíciles que me ha tocado trabajar son los vegetativos, porque son pacientes de mucho tiempo y el 80% no sale de ese estado. Cuando uno empieza a trabajar sobre esos pacientes, cualquier avance por mínimo que sea y el hecho de que la familia sepa que se está trabajando sobre el paciente ya es un avance. Yo puse en la fundación, por ejemplo, la regla de los cuatro milímetros: que es que mueva los ojos un milímetro por sesión al menos cuatro veces. Ese era el objetivo, que siguiera una vez con la mirada los ojos.

–¿Le tocó tratar a alguno que saliera de ese estado?
–Me tocó un paciente que salió después de 9 meses, cuando ya no se espera que salgan del estado vegetativo. Se logró sacarle la traqueotomía y le dije: “Ahora tenemos que pedirle algo a tu mamá, ¿querés que sea helado?”. Y me dijo: “Helado”. ¡Cuando me dijo eso casi me muero! Llamé a la madre, que era de San Martín, y llegó rapidísimo. De ahí en más todos los días trajo helado la madre. Era un paciente joven que logró salir del estado vegetativo, logró orientarse y logró contarnos lo que había vivido durante meses. Dijo que escuchaba cuando hablábamos, pero que no se podía comunicar, no sabía muchas cosas, muchas las equivocó, su cerebro no estaba funcionando bien, pero funcionaba.

–¿Qué tanto influye lo que uno cree en cómo actúa?
–Del ambiente, uno toma maneras de pensar, que son como funciones cognitivas complejas. Esos pensamientos pueden ser desadaptados. Una persona que cree que nunca va a poder hacer nada bien, cree eso. Y si cree eso actúa en torno a eso. Entonces se pueden mejorar esos esquemas de pensamiento.

Hay que tomar conciencia de que el cerebro tiene una plasticidad ilimitada y que no porque uno tenga 85 años va a dejar de aprender. La cognición funciona por anclajes. El pensamiento escucha un dato, un estímulo y hace un anclaje. Y una idea de por ejemplo “Yo nunca voy a poder avanzar” puede ser un anclaje del pensamiento. Y el pensamiento crece y empieza a desarrollarse en torno a eso, como si hubiese puesto una semillita que empieza a crecer.

Se puede tratar de cambiar un poco, uno cuando le da una devolución distinta a una persona, puede generar otra siembra de pensamiento.

Lo que uno piensa de las cosas y de sí mismo genera un impacto en el desempeño general.

►»Uno puede entrenar las habilidades cognitivas, hacer ejercicios para tener mejor memoria, mejor período atencional o mejor juicio”

►“La neuropsicología está recomendada, en principio, para cualquier persona que haya tenido una lesión. Se tiene que trabajar inmediatamente después de la lesión”

►“Uno toma del ambiente formas de pensar, esos pensamientos pueden ser desadaptados. Se pueden mejorar y cambiar esos esquemas”


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2 ideas sobre ““El cerebro tiene una plasticidad ilimitada y se puede entrenar”

  • Víctor Hurtado Oviedo

    Es falso que el cerebro tenga una plasticidad ilimitada. Si existiese, el señor Quiroga podría «curar» a los homosexuales, como predican los charlatanes. Un científico debe formular sus ideas con precisión y no expresar generalizaciones que inducen al error.