¿Cómo evitar la desmotivación y el rechazo a la lectura?


 

 

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Es frecuente que los niños con déficit de atención tengan problemas con la lectura. Por lo general, la dificultad para mantener la atención, la pérdida ante la lectura, los diferentes errores de lenguaje (omisiones, sustituciones, etc.) y la presión a la que se ven sometidos junto  a la sensación de fracaso que les invade cuando practican, hacen que muchos niños lleguen a odiar leer. Es por ello que debemos utilizar diferentes estrategias para motivarlos. ¿Qué hacer si un niño tiene un nivel inferior a la clase y debe practicar? A continuación se ofrecen una serie de sugerencias para que los profesores organicen un programa de lectura para casa: si deseamos que este niño progrese debemos proporcionarle un sistema de entrenamiento que le muestre sus progresos, que no le produzca cansancio y que le motive.

Plantearemos un menú de actividades muy breve del que se pueda servir la madre o el padre para conseguir que el niño lea sin cansarse alrededor de 30, 45 ó 60 minutos (dependiendo de la edad).

 

Actividades para motivar la lectura

La madre o el padre y el profesor confeccionan una lista de actividades que impliquen leer y que no superen los 10 minutos cada una. El procedimiento consiste en elegir, con el niño, un grupo de actividades de este menú de forma que, al final de la tarde, el niño haya realizado 4-5 actividades que sumadas corresponderán a un total de 40-50 minutos de actividad lectora. Si es necesario, se puede mantener la motivación del niño ofreciéndole un punto por cada una de las actividades realizadas o por una tarde de trabajo completa (según sea el grado de rechazo experimentado hacia la lectura).

  • Leer un libro muy breve cada día: utilizar textos cortos y atractivos para el niño (comics historietas etc.) de manera que cuando termine el libro, el niño estampará un sello con su inicial en la primera página y el libro, ya leído, pasará a ser de su propiedad. Los libros se colocarán en una estantería bien ordenados, de tal forma que en la habitación sólo se puedan encontrar los libros que ya ha leído. Los niños a los que no les gusta leer tienen con frecuencia muchos libros en su habitación, libros que en la mayoría de las ocasiones no les interesa ni siquiera ojear porque los tienen muy vistos. Guardaremos todos los libros que todavía no haya leído y los iremos sacando poco a poco.
  • Lectura compartida (como para que se termine en tres días): este libro se leerá cada día durante tan sólo 20 minutos. Para marcar el tiempo pondremos un cronómetro de cocina. Mientras el cronómetro está en marcha, los padres y el niño se turnarán en la lectura: una página o un párrafo cada uno. Cuando el cronómetro de cocina suene, se cerrará el libro dejando un separador para continuar la lectura al día siguiente. Si el libro dispone de capítulos breves, en lugar de leer 20 minutos, se pueden tomar como referencia los capítulos. Cada día uno, leído a medias.
  • Juegos de mesa que impliquen leer: para los principiantes se pueden confeccionar juegos como el de la oca. En lugar de fichas se jugará con una gominola que cada jugador podrá comerse al final (eso consolará al que pierda). Se dibuja un camino en una cartulina. Se marca la salida y la llegada y se pintan las casillas. En algunas casillas pegaremos una pegatina (estas casillas harán la misma función que las ocas en el juego de la oca, se pasa de una a otra y se tira otra vez). En otras casillas se pinta un punto rojo. Cada vez que el niño cae en un punto rojo debe coger una tarjeta, si la lee bien, adelanta otra casilla y si en ésta también hay un punto rojo, puede coger otra tarjeta leerla y avanzar de nuevo. El niño sigue avanzando mientras lee las tarjetas. Podemos confeccionar tarjetas de distintos niveles de dificultad (según el nivel de lectura del niño), pueden contener sílabas («pa», «pla», «pal»), palabras («animal» y el niño debe decir el nombre de un animal) o frases («pon la nariz en el suelo y la rodilla en una pared»). Para los niños que leen ya frases con soltura, se pueden incluir algunas instrucciones en las mismas casillas («tira otra vez», «retrocede dos casillas»). Es conveniente cambiar de lugar las indicaciones, por ejemplo, escribiéndolas no directamente en la cartulina, sino en un post-it, que nos permita pegarlas en casillas diferentes cada vez. De este modo los niños no se aprenderán la colocación y tendrán que leer siempre las instrucciones. Además se pueden utilizar todo tipo de juegos de mesa que requieran leer mucho (Trivial, «El primero de la clase», de Dinova, dominó de «Chistes», de Falomir juegos, etc.). Para ello, seguiremos el sistema descrito anteriormente. Se coloca un cronómetro de cocina y la partida dura hasta que suena, para que el juego no pierda sentido, señalaremos por dónde vamos para poder continuar al día siguiente. Es muy importante no olvidar que la selección de los juegos depende del nivel del niño y que este nivel de entrenamiento será siempre un nivel inferior a aquel en el que comienza a tener dificultades. Por ejemplo, para jugar al trivial o a algún juego que exija leer preguntas, el niño debe sentirse cómodo leyendo frases, de otro modo, leerá dos y querrá dejar de jugar.
  • Leer noticias como los presentadores de TV: confeccionar tarjetas con noticias que podemos encontrar en libros de anécdotas para niños (de animales, del cuerpo humano, etc.), libros del tipo «¿Sabías tú…?». Una vez confeccionadas las tarjetas se graba la música de entrada de cualquier programa de noticias y se monta un improvisado estudio de TV. Los niños deberán disfrazarse de presentadores y dar las noticias en «directo», leyéndolas con discreción, articulando bien y entonando como lo hacen los mayores.
  • Libros-juegos: existen muchos tipos distintos, se trata de libros donde el niño comienza a leer y en cada página se le plantea una actividad a realizar (busca los fantasmas iguales, resuelve un laberinto, etc.). El objetivo de este juego es en cada libro distinto, pero finalmente se trata de llegar a una determinada hoja para «rescatar a los amigos» o «impedir que el malo ponga una bomba». Si el niño elige la hoja equivocada, volverá al principio del cuento y deberá comenzar de nuevo. El problema en los niños hiperactivos reside en la baja tolerancia a la frustración de modo que puede desechar el libro en cuanto le envían al principio del libro en varias ocasiones; por lo que pondremos en marcha un cronómetro que suene a los 10 minutos y transcurrido ese tiempo colocaremos un separador para marcar la hoja y continuar al día siguiente. Algunos ejemplos de ellos son:

* Para niños que necesitan textos con letra grande: 6 líneas y actividad en cada página: «El castillo del terror» y «El secuestro del científico y otros» de Ediciones B.

* Para niños que pueden leer 3 o 4 hojas de texto antes de elegir: «¡Soy una mosca!» de la colección «Elige tu propio escalofrío» de ediciones Timun Mas.

* Libros con misterio: el libro de Hans Jügen Press: Aventuras de la mano negra, de Austral Juvenil. Resulta de utilidad leer sólo una hoja cada día e implicar a toda la familia en resolver el misterio. Así mismo, encontramos «El misterio del falso espejo», de la «Colección 7 casos más», pero las preguntas se formulan tras la lectura de 6 hojas.

  • La búsqueda del tesoro: consiste en colocar carteles por toda la casa y cada nota indica dónde se encuentra la siguiente:

* Para un niño que lee frases con soltura: se le entrega la primera tarjeta e irá encontrando la siguiente en el lugar que le indique la primera y así sucesivamente. Al final del recorrido, la última nota le llevará al lugar donde se encuentra escondido el «tesoro»(una bolsa de chucherías, un recortable, etc.).

* Para un niño que sólo lee palabras: la primera tarjeta puede decir «cocina», la segunda «jarrón», la tercera «almohada» y así sucesivamente.

BIBLIOGRAFÍA

Orjales Villar, I. (2011). Déficit de atención con hiperactividad. Manual para padres y educadores. Edit. CEPE.

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